Las empresas que aplican el concepto de cultura empresarial facturan hasta un 42% más que sus competidores, según revela el reciente estudio elaborado por la multinacional WTW. De esta estadística se deduce la vital importancia que tiene la cultura corporativa para el éxito de un negocio.
Sin embargo, no todos los líderes empresariales tienen claro qué es la cultura corporativa, de qué elementos se compone y cómo debería ser para impulsar el crecimiento de una organización. En este artículo encontrarás las respuestas.
¿Qué es la cultura empresarial y qué elementos la conforman?
La cultura empresarial se define como el conjunto colectivo de creencias, valores y prácticas que dan forma a una corporación. Podríamos decir que se asemeja a la personalidad que tiene una empresa, es decir, cómo piensa, siente y actúa ante su audiencia, pero también con sus empleados, proveedores o socios comerciales.
Por tanto, la cultura corporativa es el resultado de las actitudes, comportamientos, comunicaciones, relaciones y objetivos de un negocio e impregna cada una de sus acciones, tanto a nivel interno como externo. Porque la cultura empresarial no solo beneficia a la imagen corporativa que proyecta la marca hacia sus clientes (sí, está demostrado que 7 de cada 10 consumidores prefieren marcas que se alinean con sus valores personales), sino que también resulta sumamente positiva para favorecer la felicidad y el compromiso de los empleados, dando como resultado un ambiente de trabajo más eficiente y productivo.
No obstante, todavía no nos detendremos a profundizar en los beneficios de la cultura empresarial sin antes detallar los principales elementos que la caracterizan.
Valores
Los valores representan el marco moral del que depende una organización y deben quedar reflejados en todas las operaciones diarias de la empresa. Respeto, integridad, honestidad, responsabilidad y compromiso son algunos valores básicos que pueden guiar la forma en la que una empresa hace negocios.
Misión
Se trata de una explicación concisa de la razón de ser de una empresa. No se centra en explicar qué hace o cómo lo hace, sino por qué existe y cuál es su propósito. Puede ser desde mejorar la calidad de vida de sus clientes hasta acelerar la transición hacia un planeta más sostenible.
Este propósito debe ser compartido por todos los miembros de la empresa para fomentar el sentido de comunidad y una cultura cohesionada.
Formación, bienestar y autonomía
La empresa debe facilitar los medios para que sus empleados continúen creciendo y desarrollándose en un ambiente positivo y favorable tanto en el plano profesional como personal. Del mismo modo, debe garantizar su autonomía demostrando que confía en su personal y alentándole a pensar, decidir, y hablar por sí mismos.
Reconocimiento
Reconocer los logros y esfuerzos del equipo humano que integra la empresa es un elemento característico de una cultura corporativa sólida. El refuerzo positivo contribuye a potenciar la motivación y el compromiso de los empleados, dos aspectos que inciden directamente en la mejora de la productividad.
Así lo demuestran los estudios al respecto como el elaborado por HubSpot donde se recoge que el 69% de los empleados afirma que estarían dispuestos a mejorar su ritmo de trabajo si la empresa reconociese sus esfuerzos.
Innovación
Una cultura empresarial atractiva es aquella que no tiene miedo al cambio y sabe adaptarse a las nuevas circunstancias. Por tanto, fomenta la innovación y el desarrollo constante, buscando formas de mejorar sus productos y servicios.
Salarios y beneficios
La retribución económica es un aspecto que también determina la cultura corporativa. Ofrecer salarios justos, junto a incentivos y beneficios adicionales (cuidado de menores, horarios flexibles, descuentos corporativos en actividades formativas y de ocio o planes de seguros, entre otros), brinda tranquilidad a los empleados. Asimismo, hace que se sientan valorados y más comprometidos con el negocio, mejorando su rendimiento.
Comunicación
Mantener una comunicación fluida, clara, abierta y con alta empatía en el trabajo es fundamental para que se respete y valore cada una de las aportaciones de los diferentes miembros de una organización.
Liderazgo
Ejercer un liderazgo efectivo forma parte de una cultura empresarial saludable. Un buen líder debe ser capaz de brindar apoyo, motivar a los demás y encarnar los valores fundamentales de la organización sin dejar de ser accesible para erigirse como modelo a seguir.
Prácticas
Los métodos, guiados por la misión y los valores de la empresa, moldean la cultura de una organización para bien o para mal. Desde las prácticas de contratación hasta los hábitos en el lugar de trabajo, todo ello representa la cultura corporativa.
¿Por qué la cultura empresarial es tan importante?
La cultura empresarial positiva es un factor determinante para el impulso de un negocio. En primer término, porque incide directamente en la satisfacción de sus empleados y no debemos olvidar que el capital humano es el activo más valioso que tiene una empresa.
Si los trabajadores se sienten felices y motivados por parte de sus líderes y compañeros, su compromiso con el trabajo es mayor. Todo esto repercute directamente en un aumento de la productividad, ya que las personas aprecian trabajar con empresas que les valoran, que les cuidan y que están en sintonía con sus principios.
Los objetivos claros, la comunicación abierta, las políticas transparentes y un entorno colaborativo también favorecen la mejora de los indicadores de eficiencia y eficacia. Si los empleados se sienten a gusto formando parte de esa empresa y tienen una opinión favorable respecto a ella, es menos probable que decidan irse en busca de otras opciones laborales.
Por tanto, una cultura empresarial sólida contribuye a disminuir la rotación de personal y mejora la retención, lo que se traduce en una reducción de costes asociados a la contratación y capacitación de Recursos Humanos. Del mismo modo, promover la cultura corporativa es una de las mejores maneras de encontrar y reclutar candidatos que encajen en el entorno laboral actual y que obtengan la motivación para ascender en el trabajo contribuyendo a crear un clima de mejora continua.
Por otro lado, no podemos pasar por alto la importancia que tiene la cultura empresarial en relación con la reputación e identidad de la marca ante sus clientes, ya que demuestra su autenticidad y responsabilidad. Una identidad de marca reforzada por una cultura corporativa positiva aumenta el valor general del negocio y puede ser determinante para que los clientes se decidan a confiar en una empresa en vez de en su competencia.
Como puedes apreciar, la cultura empresarial impacta en numerosos aspectos de un negocio desde la fuerza laboral hasta la productividad, pasando por la comercialización, atracción y fidelización de clientes. En definitiva, resulta determinante para respaldar los objetivos comerciales de la organización y mantener una ventaja competitiva en el mercado, por lo que se le debe prestar la atención que merece.
¿Cuáles son los tipos de cultura empresarial?
Podemos encontrar diferentes clasificaciones de los tipos de cultura empresarial que existen de acuerdo a los diversos criterios que se hayan establecido para categorizarlos.
En este artículo nos centraremos en la jerarquía establecida por Robert E. Quinn y Kim S. Cameron, profesores de la Universidad de Michigan, quienes han identificado cuatro tipos de cultura corporativa.
1. Cultura de clan
La cultura de clan, también conocida como cultura familiar, hace del trabajo en equipo su bandera. En este tipo de cultura corporativa, las relaciones interpersonales, el consenso, la confianza, la colaboración y la comunicación cobran especial importancia. Los líderes directivos abandonan su papel de “jefes” para ser vistos como verdaderos promotores del mentoring empresarial con el fin de cuidar a los trabajadores y guiarlos hacia la competitividad de la organización.
Este tipo de cultura de clan se observa a menudo en pymes, negocios familiares o start-ups. Su principal ventaja es que potencia la creación de equipos fuertes y cohesionados. Sin embargo, llevado al extremo puede dificultar la capacidad de ejercer un liderazgo sólido, limitando la autoridad y la toma de decisiones objetivas.
2. Cultura de la adhocracia
Si el trabajo en equipo era la seña de identidad de la cultura de clan, la adrenalina y el riesgo definen la cultura de la adhocracia. La propia etimología de la palabra (ad hoc) ya invita a tomar acción para conseguir un propósito.
Se trata de un tipo de cultura corporativa con una clara visión de futuro donde se fomentan la creatividad, la disrupción y el pensamiento “fuera de la caja” para dar forma a nuevas ideas. El objetivo es marcar tendencia y ser pionero, poniendo especial énfasis en la innovación y el desarrollo.
Las empresas del sector tecnológico son un claro exponente de la cultura de la adhocracia, que resulta beneficiosa para el crecimiento empresarial, aunque puede aumentar la competencia en el lugar de trabajo, generando estrés y malestar entre el personal. Por otro lado, la innovación comporta riesgos que pueden no dar los resultados esperados frustrando las metas de negocio.
3. Cultura de mercado
La cultura de mercado está claramente orientada a la obtención de resultados, marcando objetivos y cumpliendo plazos. Su propósito es ampliar la penetración y la cuota de mercado, por lo que es característica de las empresas grandes y afianzadas.
Sin duda, este es el tipo de cultura organizacional más agresivo y exigente para el personal, que es supervisado continuamente por parte de la gerencia para asegurarse de que cumple con las exigencias marcadas.
A pesar de la presión, que puede afectar a la moral y productividad del empleado, la cultura de mercado puede dar lugar a un entorno de trabajo gratificante; no solo por los incentivos económicos que el éxito puede conllevar, sino porque se estimula el aprendizaje y crecimiento profesional.
4. Cultura de jerarquía
La planificación es la base sobre la que se sustenta la cultura de la jerarquía. Los líderes empresariales organizan y coordinan los procesos y funciones que están claramente definidos, asentados y bajo control. La estabilidad y el buen funcionamiento de la organización, junto a una ejecución ágil, fluida y eficiente resultan claves para este tipo de cultura empresarial que representa la estructura corporativa más tradicional.
El crecimiento constante y sostenible son las claras ventajas de la cultura de jerarquía. Frente a ellas, la rigidez, el control y el escaso espíritu innovador pueden cerrar la puerta a nuevas oportunidades de negocio y restar capacidad competitiva en el mercado.
Ejemplos de cultura empresarial
Ahora que ya conoces la definición de cultura empresarial y hasta qué punto condiciona el éxito de un negocio, llevaremos el concepto a la práctica examinando un par de ejemplos. Así es la cultura empresarial de algunas de las multinacionales más importantes del mundo.
Es difícil hablar de grandes exponentes de la cultura empresarial sin citar a Google. La cultura de la corporación ha llegado a acaparar incluso la gran pantalla en largometrajes como “Los becarios”. De hecho, en ella llegaron a participar como extras hasta 100 empleados reales de la empresa, incluso algunas de sus escenas míticas se filmaron en la propia sede de Googleplex.
La imagen que refleja la película ciertamente se corresponde en amplia medida con la realidad. No en vano miles de profesionales en todo el mundo ansían trabajar para el gigante tecnológico de Mountain View.
Sin duda, Google es reconocida por saber crear un entorno de trabajo saludable en el que se fomenta el bienestar y la felicidad de sus empleados, así como una comunicación abierta y transparente. Asimismo, destaca por su encomiable cultura laboral en la que, por encima de los méritos académicos, se aprecian el talento y los valores humanos a la hora de contratar al personal.
La empresa ha sabido cohesionar e implicar a su fuerza de trabajo en torno a una misión compartida más grande que cualquier individualidad: organizar la información del mundo y hacerla accesible para todos.
Microsoft
Pasamos de un gigante tecnológico a otro, pero no podíamos pasar por alto este ejemplo de Microsoft que obtuvo el reconocimiento de mejor cultura empresarial global de 2022 por parte de la plataforma Comparably.
El éxito de la cultura empresarial de Microsoft se basa en la innovación, el crecimiento y la capacidad de respuesta a las preocupaciones de sus clientes. Desde la multinacional se esfuerzan por ayudar a las personas a desarrollar todo su potencial en un ambiente positivo y entusiasta, algo que sus empleados agradecen.
Otro aspecto destacable de este ejemplo de cultura empresarial es la apuesta por la diversidad y la inclusión. Para ello, Microsoft se preocupa por contratar empleados que representan un amplio abanico de orígenes geográficos y estilos de vida.
Afortunadamente, cada vez más empresas son conscientes de la importancia que tiene desarrollar su cultura corporativa, más aún en un mercado global y altamente competitivo como el que nos rodea. Recuerda que, si tu objetivo es liderar tu propio negocio o escalar a puestos de gestión directiva, el MBA Valencia que se imparte en la Cámara de Comercio puede ser la mejor opción para consolidar tu perfil profesional.